Escrito por: Anabel Serrano.

Siento que mi último viaje a Marrakech lo recordaré para toda la vida. Aún tengo en la cabeza los olores, sabores y sonidos de esta maravillosa ciudad.

Os mando una carta que he titulado ‘Marrakech, te echo de menos’.

Me gustaría compartirla con toda la comunidad de Mujeres Nómadas.

El Riad está en calma, asombrosamente no se escucha nada pero yo no puedo dormir. La música tribal bereber, las flautas de los encantadores de serpientes, las voces amables de los vendedores invitándote a pasar. Todo sigue resonando en mi cabeza.

Estas son las primeras palabras que escribía en mi diario.

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Marrakech, eres dos ciudades en una. Yo, sin duda me quedo con la ciudad antigua. La ciudad nueva sólo llega hasta los muros de tu medina porque sabes que debes protegerla, ella es tu identidad.

A este lado del muro, la ciudad hierbe, vibra, las motos, bicis y carros cargados hasta los topes se mezclan con contadores de historias, vendedores de zumo, echadoras de cartas y artesanos que sobreviven al paso del tiempo.

Marrakech. Azul bereber.

Marrakech. Azul bereber.

Tus días comienzan muy temprano, a las cinco de la mañana el muecín llama a la oración desde el minarete de cada mezquita. Es impresionante escucharlo en el silencio de la noche. Es un momento absolutamente mágico.

Más tarde el día comienza y tus sabores invaden las calles. No hace falta ir a buscarlos, a cada paso nos ofreces fruta fresca, dátiles, frutos secos, dulces, pan recién hecho. En los mercados, barbacoas improvisadas no paran de echar humo cocinando deliciosos tajines. Y por supuesto el dulce perfume del té a la menta en cada esquina, a todas horas.

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Tu emplazamiento es privilegiado. Desde cualquier azotea se pueden contemplar las montañas del Atlas. Observar sus impresionantes crestas nevadas junto a las palmeras de Marrakech es un espectáculo casi irreal. Tu color favorito, como el mío, es el azul bereber porque con él te proteges de los malos espíritus.

Conocer tu pasado a través de contadores de historias espontáneos es una experiencia única. Cuerpo y mente se relajan al escuchar historias del desierto, de vidas nómadas, de almas libres y de viajeros de tierras infinitas. No dejes que el tiempo avance dentro de tus muros. Eres picante, caótica, bulliciosa y mágica y me gustas así.

Nos vemos pronto Marrakech, ¡lo sé!

 

Si quieres seguir los pasos de Anabel Serrano, puedes visitar su web Azul bereber, un lugar tranquilo inspirado en la filosofía slow, la decoración y por supuesto Marruecos. ¿Te lo vas a perder?

Y tú, ¿quieres ser también nuestra amiga nómada? Aquí te contamos cómo ¡Anímate!