Eres un espíritu libre, que adora vivir en movimiento: conocer otros lugares, otras gentes, climas, sabores y olores… Pero un día decides que quieres ser madre. Tu rutina cambia, obvio, ser madre es una de las experiencias más retadoras en la vida de una mujer, es un gran viaje en sí, en el cual tú decides cuándo y cómo vas a vivirlo.

Tanto en la maternidad como en otros aspectos de la vida, encontrarás muchas personas que opinan, para bien y para mal… Yo suelo quedarme con las opiniones constructivas y desechar sin piedad esos comentarios que realmente no me aportan nada. Es tu vida, tú marcas las normas de cómo quieres vivirla.

¿Quieres ser madre? ¡Hazlo!

¿Quieres viajar? ¡Hazlo!

¿Quieres ser madre y seguir viajando? ¡¡Fuera miedos infundados y hazlo!!

Querer es poder y no hay peores excusas que las que nos decimos a nosotras mismas para no hacer las cosas, así que si realmente te sientes madre y te sientes viajera, no vas a tener ningún problema a la hora de unir estas dos pasiones.

Probablemente, escucharás varios “peros” con más frecuencia de la que te gustaría o quizás ya te suenan porque los has escuchado en más de una ocasión, ¿verdad?

Pero… ¿Te llevas a los niños?

¡Sí, por supuesto! pero no es que me los lleve: vamos juntos. Ellos forman parte importante de mi vida y la ilusión de poder compartir juntos vivencias es algo que no tiene precio. Sé que puedo viajar sin ellos, pero es que no es cuestión de poder, es cuestión de querer, y lo que quiero es compartir con ellos los momentos que me hacen ser feliz y los viajes lo son, sin lugar a dudas.

Viajar con niños me permite redescubrir el mundo a través de sus ojos, ellos tienen la capacidad de sorprenderse con los pequeños detalles. La naturalidad y espontaneidad que me transmiten hacen que conecte con mi niña interior, ¡y me encanta!

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Pero… si son muy pequeños, aún no tienen edad para viajar.

La mejor edad para viajar yo considero que está entre los 0 a los 100 años, no hay edad estipulada para poder hacer lo que te apasiona, ¿qué edad es la buena para sentir el agua fresca del mar en un día caluroso?, ¿qué edad es la buena para llenarte los ojos con un atardecer lleno de colores?, ¿qué edad es la buena para sentir el aire en el pelo? No es cuestión de edades, es cuestión de sentir de una forma u otra la vida, porque no se trata solo de estar viva, se trata de sentirlo y cualquier edad es idónea para hacerlo.

Pero… ese lugar está muy lejos.

¿Lejos? ¿Lejos de qué? Los conceptos de distancias es algo que siempre me ha llamado mucho la atención, considero que es cuestión de criterios más que de realidad, nunca es lejos si las ganas de llegar hasta un lugar son grandes.

Si sientes que tu sitio puede estar en cualquier parte del mundo, no habrá punto de referencia para calcular si es lejos o cerca, las distancias están en tu mente. Querer es poder, no lo olvides.

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Pero… ¿Qué van a comer?

Pues comerán lo mismo que comen los niños que viven en el lugar al que viajes… ¡Comida!

Pero de verdad no te preocupes, te sorprenderá la capacidad de adaptación que tienen los niños, además piensa que “cuando el hambre aprieta, todo está rico” y tontos no son, no se van a morir de hambre, seguro encontrarán dentro de la gran variedad gastronómica del lugar donde viajes algo que les encante, y es otra forma de animarlos a probar nuevos sabores y a descubrir el potencial de sus papilas gustativas.

Pero… se pueden enfermar.

Este es uno de los “peros” que más nos preocupan a las madres, la salud de nuestros pequeños. Hay que ser conscientes que las probabilidades de enfermarse no tienen por qué ir necesariamente ligadas al lugar donde estés, un poco de sentido común, un botiquín completo y un buen seguro de viaje te harán viajar más tranquila. Siento decirte que no vas a poder evitar que se caigan, pillen un catarro o que algún alimento les siente mal, y esto es aplicable para cualquier lugar del mundo, incluso donde resides actualmente. La vida es aquí, allí y en cualquier lugar, así que lo que tenga que ocurrir ocurrirá estés donde estés.

Pero… ahora ya no podrás viajar porque eres madre.

Esta es una de las que más me tocaba la moral y más risa me da ahora… ¿perdona? que se me ha terminado… ¿qué? ¿por qué? y alegan: porque claro, «ahora no podrás viajar, porque para ser una buena madre tendrás que estar más tiempo en casa y tendrás que ser…» ¡Y ahí ya es cuando mi atención auditiva se desconecta! (tímpano modo OFF).

¿Acaso en el momento en el que te conviertes en madre te salen raíces que te hacen estar  fijada al suelo? Si es así a mí no me han salido y diría que a ti tampoco, ¿verdad?

Si soy buena o mala madre es algo que sólo pueden juzgar mis hijos. Yo le pongo ganas para hacerlo lo mejor posible, soy humana, y también cometeré errores, voy adquiriendo experiencia con el paso de los años, no es algo que se sepa hacer sin practicar como ya sabrás, a caminar se aprende dando pasos, y en esto voy aprendiendo un poquito de ellos todos los días.

Hoy por hoy me veo capaz de seguir mi propio criterio como mujer, como madre, como viajera y sé que puedo llegar a donde me lo proponga o al menos sé que no me quedaré con las ganas de haberlo intentado.

Pero… son muy pequeños, no se acordaran de nada.

No subestimes el poder de la memoria, nadie que yo conozca consigue recordar con total nitidez un día entero, pero sí podemos recordar fragmentos y sensaciones que hemos experimentado durante momentos concretos de ese día. Si bien es cierto que los más pequeños no recordarán los nombres exactos de los lugares a los que viajan (a mí también es algo que me cuesta recordar…), o si viajaron en avión, tren o barco… Y digo yo, ¿qué mas da? Lo importante es que quedaran impregnados de miles de estímulos vividos, los cuales serán esenciales para su desarrollo como personas, potenciando así, entre otras cosas, su empatía con el mundo que les rodea.

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Hay momentos para todo: para viajar sola, para viajar con amigxs, para viajar en pareja… ¿por qué no también momentos para viajar con tus niños?. Ellos son las personitas más importantes para ti en este mundo, compartir con ellos experiencias, descubrir nuevos lugares es algo mágico a lo que no deberías renunciar, no al menos sin antes haberlo intentado, ¡así que sé madre, sé viajera y sobre todo sé feliz!

Si se te ocurren otros “peros” ¡siéntete libre de comentar!

«Dedico este post a la gran mujer que me enseñó que hay que tener en cuenta los “peros” de la vida, pero únicamente para superarlos… Gracias abuela».