Roma, ciudad mundialmente conocida por su historia, sus emblemáticos monumentos y su clima mediterráneo. Todo es digno de admirar en Roma, sus callecitas donde perderse son un placer, su gastronomía, su gente… Roma incita a visitarla una y otra vez. Aquí os dejo una guía práctica del recorrido que yo hice para aprovechar tu estancia al máximo. Mi visita duró 4 días. La zona para dormir más económica es Termini, donde hay multitud de alojamiento y además es fácil ubicarse desde allí. Yo utilicé mucho el transporte público (tanto metro como bus) y caminé muchísimo.

Una vez instalada, cogí el bus H (Dei Capasso) hasta Sonino /S Galliano para llegar al Trastevere. Es un barrio precioso, muy bohemio, ideal para huir del intenso tráfico de la ciudad. Caminando vamos hasta Santa Cecilia in Trastevere.

 

La iglesia se levanta sobre el lugar donde fue martirizada, en el siglo III, esta popular santa romana, patrona de los músicos.

Lo que más llama la atención es la impactante estatua de Santa Cecilia, de Stefano Maderno (1600), en el nicho que hay bajo el altar. La cristiana Cecilia reveló a su marido Valeriano, la noche de su boda, que su pureza estaba protegida por un ángel al que podría ver si se convertía. Valeriano aceptó ser bautizado en la Vía Appia y, de regreso a su casa, pudo así ver al ángel; pero al ser descubierta su fe, los esposos fueron martirizados.

Caminamos hasta Santa María in Trastevere.

 

Lo más relevante son los frescos del Ábside. Decoran el arco triunfal y representan a los profetas Isaías y Jeremías, los símbolos de los 4 evangelistas, los 7 candelabros del Apocalipsis y la cruz con el Alfa y la Omega. Abajo, dos filas de ovejas salen de Jerusalén y de Belén y convergen hacia el Cordero de Dios.

Después de pasear por el barrio y comer algo por la zona nos volvemos a Termini (cogiendo el bus en la misma plaza a la que llegamos) y de ahí cogemos el metro A hasta Barberini donde veremos la fuente del Tritón, en la que cuatro delfines sostienen al dios marino Tritón mientras este hace brotar un chorro de agua de una caracola.

 

De ahí vamos a nuestro objetivo: conocer la famosa Fontana di Trevi.

 

La Fontana di Trevi es la fuente más monumental de Roma y una de las más hermosas del mundo. Una de las características destacadas de la Fontana di Trevi es el contraste entre la monumentalidad de la fuente y la estrechez de la plaza en que se encuentra: tan escondida entre callejuelas que cuesta trabajo encontrarla. Se pretende suscitar la sorpresa del turista, que queda fuertemente impresionado cuando se topa de bruces con la fuente.

La monumental fuente que hoy admiramos fue construida en el siglo XVIII por un hombre casi desconocido, llamado Nicola Salvi, que sorprendió a todos con este diseño asombroso. Los trabajos para su construcción se prolongaron durante 30 años y acabaron arruinando la escasa salud de Salvi, que murió sin poder acometer otros proyectos y sin ver terminada su hermosa fontana.

En el centro, el Océano dominando los caballos marinos guiados por Tritones; en las hornacinas laterales, la Abundancia (izquierda) y la Salud (derecha).

Obviamente, tiré mi monedita al agua de espaldas y por el encima del hombro. Dicen que si tiras una moneda, volverás a Roma y si tiras 3, te casas aquí. :) Yo por las dudas, lancé una jajaja.

De aquí vamos a ver la columna de Marco Aurelio.

 

Se realizó tras la muerte del emperador para conmemorar sus victorias.

La propia columna se despliega sobre 20 vueltas de relieves. El expresionismo de los rostros es absolutamente notable.

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Seguimos el recorrido hasta San Ignacio.

 

Es notable la decoración de la bóveda y la ilusión de profundidad de la falsa cúpula. Se debe contemplar desde un punto preciso, señalado en el pavimento con un círculo de mármol amarillo.

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Siguiente meta, Santa María Sopra Minerva.

 

Es la única iglesia gótica de Roma. Contiene multitud de tesoros renacentistas, entre los que destacan la Capilla Caraffa (en el transepto derecho) decorada por Filippino Lippi y una imagen de Cristo resucitado de Miguel Ángel.

En el exterior: el simpático elefante que sostiene un pequeño obelisco fue diseñado por Bernini. Junto a la puerta de ingreso a la iglesia, unas marcas en la pared señalan la altura alcanzada por las inundaciones en distintas fechas.

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Siguiente punto fuerte, el Panteón.

 

Es uno de los monumentos mejor conservados de la Antigua Roma. Contemplar sus formas clásicas en conjunta armonía con edificios de la ciudad moderna produce una extraña sensación.

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Hoy, además de seguir siendo una iglesia con culto, el monumento cumple la función de panteón real. Contiene las tumbas de los dos primeros reyes de la Italia unificada, y también la tumba del famoso pintor renacentista Rafael.

Disfrutamos de la grandeza de este lugar y en la plaza de enfrente hicimos un parón para merendar y tomar un chocolate.

Seguimos hasta San Luis de los Franceses.

 

Las salamandras, emblemas del rey Francisco I, adornan la parte inferior de la fachada. En su interior podemos ver varios caravaggios, sorprendentes por el juego de luces y sombras y el realismo.

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Continuamos hasta la Piazza Navona, a la izquierda.

Las tres fuentes alimentadas por el agua del Aqua Virgo constituyen el mayor adorno de la plaza. La más notable, la Fuente de los Cuatro Ríos, de Bernini. Un obelisco se alza sobre una gruta de roca, de la que surgen un león y un monstruo marino.

 

Al norte, la Fuente de Neptuno.

Al sur, la Fuente del Moro está dominada por un etíope que lucha contra un delfín.

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Este es el recorrido propuesto para el primer día. Si quieres ver la ruta para los próximos días, click en los siguientes enlaces: Día 2 en Roma  /  Día 3 en Roma  /  Día 4 en Roma.