En el año 2016, escuché por primera vez el termino de ecofeminismo, en un curso de ecología social. En ese momento, como futura docente de economía, me empecé a interesar por él tema por su relación con la economía y la ecología. Después de leer sobre ello, ir a charlas, talleres… el ecofeminismo me parece una propuesta brillante, para repensar el presente y construir un futuro más justo y solidario. Como dirían las zapatistas: “un mundo donde quepan muchos mundos”.

“La vida, y la actividad económica como parte de ella, no es posible sin los bienes y servicios que presta el planeta (bienes y servicios limitados y en progresivo deterioro) y sin los trabajos de las mujeres, a las que se delega la responsabilidad de la reproducción social” (Pascual, Marta. y Herrero, Yayo. 2010). Es evidente que estamos inversos en una crisis ambiental y en una crisis de los cuidados, que se quiere invisibilizar. Por ello, quiero visibilizar algunos ejemplos de grupos de mujeres, que en diferentes lugares del mundo han hecho ecofeminismo, algunas incluso sin saberlo, desde la década de los setenta. 

Ejemplos de mujeres haciendo ecofeminismo en diferentes lugares el mundo:

  • El Movimiento de las Mujeres Chipko, en la India, abrazándose a los árboles (chipko significa abrazo en su lengua). Defendiendo los bosques de Garhwal, en los Himalayas.
  • Las Madres de la Plaza de Mayo, en Buenos Aires, (Argentina). Organizándose, para hacer público su dolor, por la desaparición de personas durante la dictadura militar.
  • Un grupo de mujeres víctimas de la catástrofe de Bhopal, (India). Ocurrió en una planta de pesticidas, causando la muerte de más de 25.000 personas. Este grupo de mujeres, ha seguido luchando durante años, para obtener justicia de la empresa responsable, Union Caribe.
  • Las amas de casa, opuestas a los residuos tóxicos en Love Canal, (Estados Unidos).
  • Las arriesgadas luchas pacifistas de las Mujeres de Negro.
  • Las denuncias de los feminicidios, en el norte de México.
  • O la participación de líderes espontáneas, madres y abuelas, en la disputa actual, entre la comunidad y los camaroneros, en la costa de la provincia ecuatoriana de Esmeraldas.

Estos grupos de mujeres, con sus diferentes luchas estaban defendiendo la vida. Protegiendo aquello que le asegura la supervivencia. Y defendiendo el derecho al amor.

QUÉ ES EL ECOFEMINISMO Y SU ORIGEN

El termino ecofeminismo, lo podríamos definir como una filosofía y una práctica feminista, que nace de la cercanía de mujeres y naturaleza, y de la convicción de que nuestro sistema “se constituyó, se ha constituido y se mantiene por medio de la subordinación de las mujeres, de la colonización de los pueblos “extranjeros” y de sus tierras, y de la naturaleza” (Shiva, Vandana. y Mies, Maria. 1997).

Las pensadoras de esta corriente, analizando la crisis socio ecológica, desde las claves del feminismo, tomaron conciencia, de que está crisis estaba directamente ligada a la crisis de los cuidados. Por lo tanto, el ecofeminismo surge de la unión necesaria entre feminismo y ecologismo.

Los orígenes teóricos de la vinculación entre estas dos corrientes, se pueden situar en los años setenta. Con la publicación del libro Feminismo o la muerte de Francoise D´Eaubourne, donde aparece por primera vez el término, en el año 1974. Reclamando el cuerpo femenino como propiedad de una misma.

TIPOS DE ECOFEMINISMO

Existen diversas variantes dentro del ecofeminismo, pero todas ellas coinciden en que existe una relación íntimamente ligada entre la explotación de la naturaleza y la explotación de las mujeres. “Además de promovidas por un conjunto de prácticas que conforman el sistema patriarcal en el que vivimos” (Herrero, Yayo. 2007).

Simplificando, se podría decir que existen dos corrientes: ecofeminismos espiritualistas y ecofeminismos constructivistas. Los primeros identifican mujer y naturaleza, y entienden que hay un vínculo esencial y natural entre ellas. “Los segundos creen que la estrecha relación entre mujeres y naturaleza se sustenta en una construcción social” (Puleo, Alicia. Segura, Cristina. y Cavana, Mª Luisa. 2005).

Estas corrientes son completamente opuestas. Por ello, pasaré a explicar brevemente los diferentes tipos de ecofeminismo. Para terminar, posicionándome a favor de una de estas corrientes.

Esencialista

La primera corriente ecofeminista, de corte esencialista, considera que las mujeres, por su capacidad de dar a luz, están más próximas a la naturaleza. “Una jerarquía basada en un feminismo esencialista que afirma que hombres y mujeres expresan esencias opuestas: las mujeres se caracterizarían por poseer un erotismo no agresivo y por aptitudes maternales que las predispondrían al pacifismo y a la preservación de la naturaleza” (Herrero, Yayo. 2012). Por el contrario, los hombres se caracterizarían por tener actitudes más destructivas y ser competitivos. Con esta corriente vuelve a aparecer una estructura jerárquica. Pero, está vez, de manera completamente invertida.

Constructivista

La segunda corriente feminista, con una posición constructivista, llega a partir de los años noventa del siglo XX. Una de las principales autoras de esta corriente es la filósofa australiana, Val Plumwood. “Esta filósofa ecofeminista sostiene que la superación de las categorías dicotómicas como naturaleza-cultura, mujer-hombre, cuerpo-mente, afectividad-racionalidad, materia-espíritu… exige un análisis deconstructivo” (Herrero, Yayo. 2012).

Las ecofeministas que defienden esta corriente, al contrario de las esencialistas, ven en la mayor interacción con la tierra y el medio ambiente, el origen de esa conciencia ecológica de las mujeres. “Consideran que es la división sexual del trabajo y la desigual distribución del poder y la propiedad las que han sometido a las mujeres y al medio natural del que todas formamos parte” (Díaz, Andrea. 2019).

Espiritual

Un tercer tipo de ecofeminismo, muy próximo al esencialismo, es el espiritual. “El ecofeminismo espiritual busca un reencantamiento del mundo frente a la desacralización instrumentalizadora que habría reducido la Terra Mater a materia prima” (Puleo, Alicia. 2016).

Crítico o ilustrado

El cuarto y último tipo de ecofeminismo, es el crítico o ilustrado. Formulado recientemente por la filósofa, Alicia Puleo. Actualmente, es la máxima representante del ecofeminismo en España. Este tipo de ecofeminismo parte de una base constructivista, porque afirma que los seres humanos somos naturaleza y cultura. Y al mismo tiempo, tiene como objetivo hacer una revisión crítica del paradigma ilustrado de la Modernidad de igualdad y autonomía de las mujeres. “El ecofeminismo crítico, por lo tanto, busca un ser humano reconciliado con los demás seres vivos en un momento particularmente dramático de la historia en que la capacidad del ecosistema Tierra para sustentarnos está desbordada” (Díaz, Andrea. 2019).

CONCLUSIONES

En mi opinión, considero que el ecofeminismo esencialista vuelve a caer en el discurso patriarcal y en el dualismo de hombre–mujer, naturaleza–cultura… alejándonos de la realidad, en la que vivimos. Dejar atrás, este pensamiento esencialista es imprescindible para poder plantear propuestas y soluciones con claridad, que son tan necesarias, ante la crisis socio ecológica global y la crisis de los cuidados, que estamos sufriendo en la actualidad.

Por lo tanto, me posiciono a favor del ecofeminismo constructivista. Y si tengo que afinar más, me decanto por el reciente ecofeminismo crítico o ilustrado de la filósofa, Alicia Puleo. “Este tipo de ecofeminismo que no se limita a proponer una buena gestión de los recursos, sino que apunta a la raíz de las desigualdades” (Puleo, Alicia. 2017). “De lo que se trataría, entonces, es de pensar y pensarnos con otra mirada en la urgencia de los tiempos del cambio climático sin deshacer el camino trazado por el feminismo ni abandonar los fundamentos que nos han permitido avanzar en él” (Puleo, Alicia. 2017).

En conclusión, pienso que este tipo de ecofeminismo, es el más acertado en los tiempos que corren. Por su reflexión crítica y por otro lado por sus propuestas para una transformación urgente, en el mundo en el que vivimos. “La cultura del cuidado tendrá que ser rescatada y servir de inspiración central a una sociedad social y ecológicamente sostenible” (Pascual, Marta. y Herrero, Yayo. 2010).