Escrito por: Cristina Pereferrer.

¡Hola! Escribo estas palabras desde la biblioteca de Taupo, una pequeña ciudad de la isla norte de Nueva Zelanda. Tras dos años de viaje, me encuentro justo en la otra punta del mundo donde antes estaba mi hogar. Ahora mi hogar es una furgoneta y mi vida un viaje sin final definido.

Nos presentamos, soy Cris y en la silla de al lado está Patri, y somos viajeras a tiempo completo.

Tras dos años de viaje hemos llegado a las antípodas, pasando por 14 países más y no solo ha dado un vuelco nuestra vida cotidiana, sino también nuestra forma de ver el mundo y de relacionarnos con él y con la gente que lo habita.

Mi abuelo, con la sabiduría que te otorgan los 90 años, me dijo: cuando vuelvas yo estaré igual pero tú serás muy diferente.

Pensando en esas palabras, quiero hacer un ejercicio de reflexión y auto-evaluación y ver cómo me ha cambiado el mundo en estos dos años.

Empecemos por las cosas físicas que siempre son más fáciles de definir y luego ya profundizaremos en la psique y en el campo emocional.

 Punto número uno

Ya no me peino cada día. Antes no me peinaba los Domingos, pero ahora es que no tengo ni espejo, por lo que me presento al mundo tal y como me levanto de la cama.

Así que, tras dos años de viaje puedo decir que soy más natural.

Punto número dos

No me cambio de modelito cada día. Después de 20 años de dejar el colegio y el odiado uniforme, vuelvo a la costumbre de llevar la misma ropa cada día. ¿Sabes lo cómodo que es no tener que pensar cada mañana en lo que hay que ponerse?

Así que, tras dos años de viaje puedo decir que soy más práctica.

Punto número tres

La pregunta ¿qué te apetece para comer hoy? Ha dejado de existir en la realidad y ha quedado relegada al mundo de la fantasía. La utilizamos para jugar a imaginar y recordar sabores olvidados.

Viajando comes lo que hay. A veces descubres manjares únicos pero muchas otras veces te entran ganas de llorar al ver las opciones o, la única opción, de la carta.

Así que, tras dos años de viaje puedo decir que soy menos exigente.

Punto número cuatro

Las polisémicas son palabras que tienen varios significados. Viajando descubres que los objetos también pueden ser polisémicos o, mejor dicho, polifuncionales.

Así como, la Sirenita utilizaba un tenedor como peine. Nosotras hemos dado otras vidas y usos a nuestras pertenencias. Y ¡magia! Con la mitad de cosas tienes el doble de cosas.

Así que, tras dos años de viaje puedo decir que soy más imaginativa.

Punto número cinco

Decisiones, muchas decisiones al día. Viajar es un decidir constante.

¿A dónde vamos hoy? ¿En tren o en autobús? ¿Arroz otra vez? ¿En serio, vamos a dormir aquí? ¿Hay que ver ese templo también? ¿Qué te apetece comer hoy? No, esa última pregunta ya no nos la hacemos.

Así que, tras dos años de viaje puedo decir que soy más resolutiva.

Punto número seis

Estando en una estación de autobuses en Corea del Sur, un mendigo se nos acercó a hablar. Se interesó por nuestras vidas y nos contó la suya. Al rato, se fue al supermercado de enfrente y nos compró unas chocolatinas para merendar. Esa es una lección que no olvidaremos jamás.

Y es que, paradójicamente, cuánto menos tienes, más das. Porque sabes reconocer la necesidad en el otro, pues la has vivido en primera persona.

Así que, tras dos años de viaje puedo decir que soy más generosa.

Punto número siete

Viajar es conocer otros lugares y otras culturas, lo que te convierten en el extraño, en el diferente. No conoces la ciudad donde estás, ni el idioma del país y, aunque eso puede ser excitante y forma parte de la aventura de viajar, también puede resultar frustrante y estresante.

Confianza, esa es la clave. Porqué necesitarás ayuda y mucha gente te la ofrecerá a cambio de nada.

Nuestra sociedad nos enseña que todo tiene un precio y que nadie regala nada gratuitamente. Pero os voy a confesar una cosa, eso no siempre es verdad. Hay que perder el miedo a confiar en los demás y abrirse al mundo.

Así que, tras dos años de viaje puedo decir que soy más confiada.

Punto número ocho

El  mundo es un lugar maravilloso, pero nos lo vamos a cargar. Sí, somos una especie autodestructiva y si la cosa no va con nosotros, nos importa más bien poco.

Durante este tiempo viajando hemos vivido realidades muy lejanas a la nuestra. Realidades, que a veces nos son difíciles de asimilar y comprender, pero que son parte de este mundo.

Es verdad, que no podemos solucionar todos los problemas del planeta, pero a pequeña escala seguro que puedes hacer algo.

Así que, tras dos años de viaje puedo decir que estoy más concienciada con la realidad.

Punto número nueve

Muchas veces se piensa que el dinero es un impedimento para viajar, que se necesita mucho dinero para hacer un viaje tan largo. Pero no es cierto y nosotras te lo podemos demostrar.

¿Me crees si te digo que en dos años viajando nos hemos gastado cada una menos de 500€ al mes? Y es que el dinero ha pasado a ser un bien que intercambiamos por comida, alojamiento y transporte. ¡Y ya está!

No se necesitan muchas cosas para ser feliz, al contrario. Las puestas de sol, los paseos por el parque o la playa, o leer un buen libro son gratuitas.

Así que, tras dos años de viaje puedo decir que soy menos consumista.

Punto número diez

Tras dos años de viaje hemos llegado a nuestro destino final, a Nueva Zelanda. Una vez aquí, no sabíamos que iba a pasar. ¿Nos quedaría dinero para seguir viajando? ¿Estaríamos cansadas de ir de aquí para allá? ¿Echaríamos de menos nuestra vida anterior?

Unos días respondemos que sí a estas preguntas, pero otros decimos un rotundo no. Y es que, en todo este tiempo, se han ido formando otros planes en nuestra cabeza. Tantos que a veces pienso que necesitaré más de una vida para poder hacer todo lo que quiero. Pero paso a paso, disfrutando y aprendiendo de cada momento.

Así que, tras dos años de viaje puedo decir que quiero seguir viajando.

Pues como ves, mi abuelo tenía razón y ya no soy aquella persona que el 20 de Abril de 2017 dejó Barcelona para viajar por el mundo.

Ahora soy una persona menos exigente y menos consumista, más natural, práctica, imaginativa, resolutiva, generosa, confiada, concienciada y que tiene claro que quiere seguir conociendo este mundo.

Si quieres seguir los pasos a Cristina y Patri y conocerla más, puedes visitar su blog en www.abordodelmundo.com

Y tú, ¿quieres ser también nuestra amiga nómada? Aquí te contamos cómo. ¡Anímate!