Escrito por: Anabel Montes.

Puede que la razón de que a todos nos guste viajar es que tenemos la opción de poder hacerlo, podemos decidir cuándo, cómo y dónde, que no queramos hacerlo es otra cosa pero siempre esta en nuestra mano ese poder de decisión. Sentirnos libres, sentirnos libres de elegir, sentirnos libres de ir, sentirnos libres para sentir.

Pero no todo el mundo tiene esa opción y muchos viajan por obligación o mucho peor, viajan por supervivencia. No es nada nuevo, históricamente hay miles de personas desplazadas por guerras, por guerras no oficialmente aceptadas, por hambre, por cuestiones de raza, religion, sexo…por un futuro mejor. En algunos casos, es menos difícil, dejar tu lugar de origen, familia y amistades para irte para otro sitio con mejores oportunidades para mejorar económica y socialmente con un billete de avión, de autobús, de tren con unos pocos ahorros o muchos y con mayor problema que integrarte y acabar hacienda amigos y futuro…todas nosotras conocemos a alguien si bien no es nuestro caso personal que lo hemos hecho. El resultado puede ser mejor o peor depende de las circunstancias pero el factor común es que nuestras vidas no peligran si no lo hacemos.

Hace unos meses escribí acerca de mi experiencia en Lesbos con la ONG ProActiva Open Arms Mucho mas que viajar: Voluntariado en Lesbos durante un mes que finalmente acabaron siendo 6 meses de aprendizaje constante y diario, con terribles momentos pero con otros maravillosos que me hicieron crecer como persona cambiando mi visión del mundo y de mi misma.

Ahora, desde hace 8 semanas estoy embarcada en el barco de rescate “Aquarius” correspondiente a la ONG SOS MEDITERRANEE en colaboracion con MÉDICOS SIN FRONTERAS trabajando en el mar mediterráneo central frente a las costas de Libia.  El barco, un antiguo buque de investigación marina de 77 metros de eslora y 12 de ancho, ahora convertido en barco de rescate con dos RIBs (lanchas rápidas) , dos centifloats, un centerfloat, tres rafts y demás material de rescate con capacidad para albergar 500 personas además de la tripulación hace turnos de tres semanas en altamar, si bien, suele ir a puerto al menos una vez en ese periodo para desembarcar gente rescatada porque se llene la capacidad tras una o varias operaciones o porque otros barcos también humanitarios o militares nos hagan un transfer de personas  y no perder mas de un barco haciendo el mismo recorrido. De la misma manera que si nosotros hacemos un rescate pero acabamos de llegar a la zona SAR (Search And Rescue= búsqueda y rescate) con todo el abastecimiento y descansados, se los transferimos a otro que se dirija a puerto y de esa manera establecer una coordinación entre todos los que estamos trabajando en la misma área.

Me ha costado mucho escribir este post porque sinceramente, no sabía por donde empezar, demasiados sentimientos y vivencias en poco tiempo donde a veces las palabras no son suficientes para expresar lo que uno vive  porque no existe ninguna lo suficiente poderosa para expresar algo como esto.

En primer lugar, la gran diferencia es que la mayoría de estas personas vienen en busca de una vida porque jamás han tenido una antes. Respirar y existir no es suficiente para ser llamado vida. No quiero entrar en detalles acerca de las terribles historias que he tenido la oportunidad de oir de bocas de algunos o algunas que han querido compartir conmigo en largas guardias nocturnas en la cubierta mientras el resto dormía como probablemente no lo habían hecho durante meses o años. No todos lo hacen dejando dentro de si un dolor que se ve reflejado en unos ojos apagados que buscan solamente paz. Lo que absolutamente todo el mundo merece, ni mas ni menos.

Proceden de diferentes partes, mayoritariamente de África: Nigeria, Eritrea, Sudán del sur, Guinea Ecuatorial, Ghana, Costa de Marfil… ¿Quién va a querer vivir en un lugar donde existen grupos como Boko Haram?, ¿Dónde la posibilidad de morir asesinado o que asesinen a alguien de tu familia sea practicamente segura?, ¿Dónde el aumento de la violencia propiciado por gobiernos corruptos hacen que la vida sea un infierno y que no exista futuro posible mas allá de las armas para sus hijos o esquinas en las calles para sus hijas?

No hace falta que personas con buena ropa, bien alimentadas y con una cama bajo techo en países lejanos digan que oficialmente tu país está en guerra para poder huir y buscar una oportunidad. Cualquier ser humano tiene derecho a hacerlo sea de donde sea si su vida corre peligro.

Después de haber visto cientos de botes inflables, barcos de madera, de fibra, veleros… en las costas de Lesbos y aún sabiendo que cada rescate siempre es diferente, me vi terriblemente sorprendida por las condiciones y la situación a la que se arriesgan aquí. Abandonan Libia, después de sufrir persecuciones, detenciones, torturas y demás situaciones totalmente injustificables siempre peores para las mujeres. Todas sabeís a que me refiero o realmente no porque no entra en ninguna cabeza semejantes aberraciones. Tras esto, esperando siempre a que los traficantes decidan cual es el momento oportuno, les meten en botes inflables entre 120 hasta 160 personas cuya capacidad real es para menos de la mitad totalmente hacinados y sin posibilidad de poder apenas moverse. Las mujeres y niños suelen ir en el medio sentados, aunque en los últimos rescates estaban en la proa (la parte delantera) y los hombre en los laterales normalmente con una pierna fuera debido al nulo espacio interior. Llevan aproximadamente unos 100 litros de gasolina en tanques de 20 litros, unas 5 ó 6 garrafas de 20 litros de agua y un poco de comida (paquetitos de croissants, una caja de dátiles…) Los que tienen mas suerte llevan una brújula aunque la mayoría ni siquiera sabe lo que es ni que rumbo deben tomar.  Todo el peso de la embarcación, el motor, la gasolina, el agua y mas de 120 personas empujado por un motor de 40 caballos…da igual que no sepas de mecánica, solo piensa en la cilindrada de tu coche y te darás cuenta de que es una locura.

Foto: Isabelle Serro/SOS Mediterranee

Los envian al agua a sabiendas que jamás llegaran a su destino si ninguna embarcación los rescata por el camino, los envian a alta mar, los envian a la muerte, les da igual porque ellos ya tienen su dinero. Tienen el combustible suficiente para salir de aguas territoriales libias y entrar en aguas internacionales, donde pueden y deben ser rescatados pues la ley maritima obliga a todo barco a auxiliar a otra embarcacion en distress (en peligro) y os puedo asegurar que cada una de estas embarcaciones es una emergencia en toda regla. El operativo divide la costa libia en dos zonas partiendo de la base que Trípoli es el centro, por lo que trabajamos en Este y Oeste. Es mayor el numero de botes que parten de la zona Oeste no sabemos a ciencia cierta por qué y como dato interesante y duro, enfrente hay una estación petrolifera que se ve a larga distancia por ser las únicas luces en medio del mar y por la llama constante…ellos se dirigen a esa luz en plena oscuridad porque a muchos de ellos les dicen que esas luces son Italia…la distancia entre Libia e Italia de punto a punto mas cercano es de 350 millas (unos 648 kilómetros) La estación petrolífera está a 60 millas de la costa libia. Nada mas que decir.

En la zona Este el número de embarcaciones es menor pero aun así, las hay y es obligación de cualquier ONG que trabaje salvando gente cubrir siempre esa zona. Todas estas personas lo merecen y ellas, solo ellas son las importantes.

Foto: Linsey Addario/TIME

Uno de los momentos mas delicados que he vivido en el tiempo que llevo aquí ha sido el rescate de una cosa flotante de madera (eso no se merecía el nombre de barco) No era la primera vez que veía un barco de madera lleno de gente pero si el primero en el mediterráneo y el que en peor condiciones estaba sin duda alguna. Lo recuerdo como si fuera ayer.

Una llamada de la anterior ONG con la que trabajé nos alertó de la situación dándonos las coordenadas para ir lo mas rápido posible al lugar. Al llegar fuímos conscientes de la realidad y de lo que teníamos por delante. Un barco de madera con doble cubierta con casi 400 personas. Cualquier movimiento en falso podía acabar en tragedia.

Comenzamos la distribución de chalecos salvadidas, pues aquí no llevan y si los tienen son falsos e inútiles, desde la popa (parte trasera) sin prisa pero sin pausa. Siempre pasamos a nuestra embarcación primero emergencias médicas, mujeres y niños  pero en este caso debido a la extrema cantidad de gente que había y teniendo en cuenta que se debe mantener el correcto balance para evitar que vuelque, decidimos sacar un número suficiente de hombres para poder crear un pasillo de salida. El nerviosismo era constante e iba en aumento, estaban desesperados por abandonar ese ataud flotante. Estaba lleno de niños, bebés y mujeres embarazadas.

Foto: Isabelle Serro/SOS Mediterranee

En un momento, escuchamos voces alarmadas y nos dijeron que estaba empezando a entrar agua en la cubierta inferior…en ese momento todas las alarmas se activan en tu cabeza y las miradas cómplices con mis compañeros fueron suficiente para comenzar una evacuación mucho mas rápida pero igual de controlada.

Uno de los rescatadores saltó a bordo del barco para manejar la situación desde dentro evitando que el pánico se apoderara de la gente, ver el estado tanto de la cubierta inferior que acabo siendo el propio casco del barco como para comprobar que no hubiera ningun cadaver.  Continuamos el rescate durante 4 largas horas bajo un sol abrasador al mismo tiempo que a unos cientos de metros tenía lugar otro de un bote inflable con mas de 100 personas. Todo salió bien y ese día contamos con 552 personas a bordo.

Cuando pisan el Aquarius y nuestros compañeros de Médicos Sin Fronteras les quitan el chaleco, las reacciones son diversas…desde llorar de alegria y besar la cubierta hasta estar completamente desorientados y perdidos. En ocasiones nos preguntan donde están. Lo primero es darles un kit básico en el que hay una manta, unos calcetines, una toalla, una botella de agua, un paquete de cinco “galletas” con las calorias necesarias para un día y una especie de mono térmico blanco para ellos y una sábana termica verde para ellas. Las mujeres y niños se dirigen al “shelter” o habitacion azul donde pueden estar resguardadas. No es cuestión de sexismo, la mayoría han sido víctimas de abusos sexuales y físicos por parte de hombres y preferimos darles su espacio personal para poder cambiarse de ropa y descansar pero pueden salir a la cubierta con el resto de gente libremente. Todas y todos son vistos uno por uno por el personal médico.

Foto: Isabelle Serro/SOS Mediterranee

Es impresionante la capacidad de recuperación que tienen. Tras unas pocas horas de sueño profundo sobre el duro suelo, muchas de sus caras cambian y vuelve a brillar en ellos el reflejo de la ilusión, de sueños cada vez mas cercanos y la alegría de poder sentirse a salvo, al menos por unos días en el Aquarius.  No son víctimas, no son pobrecitos negros que vienen de África, son supervivientes y nos estan dando una lección. Si de verdad quieres algo, lucha por ello. Pero tambien somos conscientes de que esto no es mas que un paso, una transicción, el camino sigue y es muy largo, arduo, con muchas vueltas y con demasiados finales sin salida.

Europa sigue negando el derecho a una vida, ya sea al negarles la entrada y/o deportarlos, no hacer nada en cuanto al seguimiento de los casos mas vulnerales como lo son los niños y las mujeres que en demasiadas ocasiones acaban en redes mafiosas y por permitir que todo esto siga pasando, por permitir que los negocios, el dinero y los intereses internacionales primen sobre la seguridad de las persona. Ellos que prefieren tener el bolsillo lleno y el corazon vacio. Ellos son los únicos y verdaderos culpables.

Foto: Bram Jenssen/AP

Pero siempre, cuando el cielo está oscuro es cuando las estrellas mas fuerte brillan. Hace unos pocos días en un largo rescate de 5 horas sacamos del agua 392 personas en dos botes inflables al mismo tiempo con muchos niños, un bebé de dos meses y una mujer embarazada de ocho meses. Por la noche, ya en el Aquarius un hombre se acercó y me dijo que estaba buscando a su mujer y sus dos hijos. Los habían separado en distintos botes en Libia. No estaban con nosotros a bordo.

Al día siguiente me desperté de un brinco de la cama cuando sobre las 7 de la mañana escuché a un compñnero por la radio decir:“It’s a boy!!!” («¡Es un niño!») La mujer que habíamos rescatado embarazada menos de 20 horas antes en uno de los dos botes inflables había dado a luz a bordo un precioso niño en un parto perfecto y rápido de 30 minutos. El pequeño se llama Newman Otas y fue la alegría para absolutamente todas las personas del barco.

Foto: Alva White/MSF

Horas mas tarde, un barco de la marina italiana nos transfirió 139 personas que habían rescatado el día anterior en otro bote inflable. Entre ellas, una mujer y dos hijos. La reunion familiar es uno de esos emocionantes momentos que jamás podré olvidar.

Mas de 3000 personas han muerto ahogadas en el mar mediterráneo solo en el año 2016 tratando de llegar al continente de las falsas oportunidades, gente como tu y como yo. No existe frontera imaginaria posible que pueda parar el ansia de vivir, que pueda detener el amor fraternal que nos une unos a otros como seres humanos. Yo, por mi parte, seguiré haciendo todo lo que esté en mi mano por aportar ese pequeño grano de arena que no cambia el mundo pero puede que, al menos un poco, el mundo de alguien. Si alguna vez me veo en una situación de las mismas características me gustaría que alguien me ayudara y no podría hacerlo sabiendo que un día atrás pude hacerlo y no lo hice. Se trata de solidaridad real, de humanidad.

Foto: Yann Merlin/SOS Mediterranee

Con esto no pretendo asustar ni mostrar cuan malo en este mundo si no precisamente todo lo contrario. Está lleno de cosas maravillosas que esperan ser descubiertas por ti, incluso si miles de personas las han visto antes sera tu primera vez asique tú que puedes hacerlo, no pierdas el tiempo viviendo una vida que no te gusta, pensando “que pasaria si”, soñando y coge tus cosas, prerara tu mochila, sal de casa y ¡viaja, viaja, viaja!

Foto: Marco Panzetti/SOS Mediterranee

P.D.- No existe palabra alguna que pueda englobar las GRACIAS tan inmensas que les doy a mis compañeros de SOS MEDITERRANEE, de MÉDICOS SIN FRONTERAS, a la tripulación de HEMPHEL SHIPPING, al resto de ONGs que están también embarcadas en el mar mediterráneo y a todas las personas que a lo largo del ancho y largo mundo dedican su tiempo a ayudar a los demás. Otro mundo SI es posible, que nadie os diga lo contrario.

 

Ani Montes Mier

Coordinadora Adjunta del equipo de Búsqueda y Rescate a bordo del Aquarius.

Foto: Marco Panzetti/SOS Mediterranee

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