Escrito por: Stefania Fiorentino.

Mi nombre es Stefania, una nómada argentina que decidió en el 2017 vivir la aventura de salir de su zona de confort y aprender a través del fluir de la vida y las oportunidades que aparecen en todo desafío diario. Me recibí de Diseñadora Gráfica allá por el 2014, permitiéndome trabajar remotamente de tanto en tanto.

Tras un viaje familiar a España, allá por el 2015, algo en mí cambió. Es hasta el día de hoy que me pregunto qué lo pudo haber generado, debido a que el viaje que lo despertó fue uno plenamente familiar, es decir, con todo planeado de antemano: tours, itinerario día por día…cero aventura o fuera de lo que yo conocía como normal en un viaje así.

Pero sí, definitivamente algo apareció en mi corazón y  se ancló para no irse, en cambio, creció y creció cada vez más.

Mi casita portable. Acampando frente a un río de Irán.

Mi casita portable. Acampando frente a un río de Irán.

Para aquel entonces estaba en pareja. Quise, lógicamente, intentar convencerlo de planear un viaje juntos, sin límite de tiempo y con la sola idea de «ir a probar suerte«. No hubo caso. Su «no» era irreversible. Entonces, me empecé a cuestionar un montón de cosas.

¿Qué era lo que realmente me estaba resonando?¿Quería que el tiempo pasara, y al mirar atrás, darme cuenta que no había vivido la vida que quería? ¿Por miedo? ¿Por inseguridad? ¿Por no animarme a salir de la zona de confort y tener que enfrentarme con la parte difícil de aceptar que debía tomar una decisión, por primera vez, exclusivamente por y para mí?

La parte de aceptar la verdad, mi verdad, era una de las cosas que más me costaba ya que significaba romper con la estructura armada que tenía, esa que me encasillaba y que, al fin y al cabo, era lo único que conocía y por ende, era mi «zona segura».

Autostop por el mundo. Fotos de Georgia, Irán, Turquía, Grecia y Montenegro.

Autostop por el mundo. Fotos de Georgia, Irán, Turquía, Grecia y Montenegro.

Darte cuenta que tu realidad no te llena, y que las dudas te invaden, es un buen punto de partida para frenar y sentir. Sentir y escuchar. ¿Escuchar a otros? ¡Por supuesto que no! Escuchar, con el corazón abierto, qué es lo que una misma tiene que decirse.

¡Ojo! Es durísimo. Me significó ser honesta conmigo misma en muchas cosas que prefería evadir, entre ellas, la de saber que estaba amando más la idea de irme de Argentina que a mi propia pareja.

Esta sensación de querer salir y volar empezaba a tener tanta fuerza que sentía que este deseo desbordaba por mis poros. Empecé a cambiar la manera de expresarme. Dejé de hablar a través de deseos, y comencé a hablar con afirmaciones. ¿Cómo? En vez de decir «el año que viene me gustaría viajar», decía «el año que viene voy a viajar». ¡Las afirmaciones son clave! Nos animan, nos dan confianza, y sobre todo, nos ayuda a creer en el proyecto que tengamos.

Sitios 5 estrellas. De arriba a abajo, de izquierda a derecha: Desierto por Yazd(Irán), Talesh(Irán), entrando a Kosovo, Takht-e Soleyman(Irán), Mavrovo(Macedonia), Ohrid (Macedonia), Montenegro.

Sitios 5 estrellas. De arriba a abajo, de izquierda a derecha: Desierto por Yazd(Irán), Talesh(Irán), entrando a Kosovo, Takht-e Soleyman(Irán), Mavrovo(Macedonia), Ohrid (Macedonia), Montenegro.

Sin pensar demasiado busqué pasajes, y el más barato a Madrid fue el que mi ratón se dirigió. Segundos más tarde tenía en mi pantalla un cartel que decía «Tu compra fue realizada con éxito». De repente, mi sueño comenzaba a tener forma. ¡Ya tenia fecha de partida!

Las semanas previas al viaje fueron mágicas. Es como si mi percepción del tiempo hubiera cambiado repentinamente. Empecé a sentir lo que era vivir el momento, estar presente. Cada reunión, que hasta antes de plantearme viajar eran algo común y corriente, tomaron una vida y una autenticidad indescriptible. Cada segundo era importante.

El día se acercaba, tsunami de emociones recorrían todo mi ser. T O D O. No armé mi maleta hasta esa misma noche, la terminé literalmente unas horas antes del vuelo.

Ahora sí… ¡a volar a la aventura!

Paisajes impresionantes. De arriba a abajo, de izquierda a derecha: Mestia(Georgia), Kotor(Montenegro), Rila Seven Lakes(Bulgaria), comida Gourmet: Polenta y salchichas, burrostop en Mount Nemrut(Turquía), Rishikesh(India).

Paisajes impresionantes. De arriba a abajo, de izquierda a derecha: Mestia(Georgia), Kotor(Montenegro), Rila Seven Lakes(Bulgaria), comida Gourmet: Polenta y salchichas, burrostop en Mount Nemrut(Turquía), Rishikesh(India).

Muchos me preguntaron a qué o para qué me iba. Les confieso que no tenía idea, simplemente me guio el corazón. Como en esta sociedad no esta muy bien visto el ir a «vaguear» o el «no tener plan», me fue inevitable al comienzo inventar un speach para responder esas preguntas («Me voy a trabajar a Europa en temporada para juntar unos mangos y después viajar»…Créanme que lo intenté, pero no me lo creía ni yo.

Lo primero que hice fue deshacerme de la maleta y comprarme una mochila, mi gran compañera (porque los mochileros usan mochila, ¿no?). Primero, idas y vueltas alrededor de España, tanto visitando sus ciudades, como saliendo  a países vecinos. Comencé recorriendo en tren o con «Bla Bla Car» (servicio para compartir viajes en coche, más económico que el bus y más rápido) y a utilizar la aplicación Couchsurfing (App para viajeros en la que gente local abre las puertas de su casa para recibirte y poder tener una hermosa experiencia de intercambio cultural).

Después de 3 meses viajando de esta manera, puedo decir que el verdadero viaje llegó. ¿Por qué? Porque me lancé a lo desconocido una vez mas.

Voluntariado al norte de Turquía (Findikli). Ayudando a una familia con tareas de campo, un poquito de apicultura y con su refugio de unos 20 perros.

Voluntariado al norte de Turquía (Findikli). Ayudando a una familia con tareas de campo, un poquito de apicultura y con su refugio de unos 20 perros.

Conocí a un chico por Couchsurfing, a quien le pedí alojamiento en Madrid al inicio de mi viaje. Me dijo que no podía porque se encontraba haciendo un world-trip, como yo, pero de otra forma, con tienda de campaña, autostop y a pie. No tuve más contacto con el, excepto algún que otro mensaje esporádico.

Un día de julio me dijo que iba a estar en Sarajevo (Bosnia) la próxima semana, que si quería ir y nos podríamos encontrara allí. Dudé muchísimo. Ya el nombre «Bosnia» me asustaba. ¿Y la parte de encontrarme con un desconocido?, se preguntarán. Honestamente, eso no tenía lugar dentro de mi miedo porque se había convertido en moneda corriente. Duda va, duda viene, hice lo mismo que en Argentina: ¡1,2,3,pum! ¡Y ya tenía mi pasaje!

Gracias a esta osadía, aprendí de mí, del mundo, y que podía elegir por mi misma cómo quería vivir.

Paisajes y hospitalidad en Irán.

Paisajes y hospitalidad en Irán.

A dedo, caminando (mucho) y durmiendo en carpa me pasé los siguientes casi 2 años. Mi hogar era la Tierra, cualquier superficie plana donde pudieran ser clavadas las estacas de mi casita de tela o cualquier techo dispuesto a recibirme, sea una casa, una mezquita, un aula o una estación de servicio. Las duchas eran fuentes, lagos, ríos, baños públicos o tohallitas húmedas. El baño…¡cualquier sitio! La gente, mis hermanos. La confianza, mi brújula. Mi mochila, mi casa rodante. La simpleza, mi estilo de vida. El camino empezó en Bosnia y Herzegovina, siguiendo rumbo hasta llegar a India. Se podrán imaginar las incontables vivencias que me acompañarán por el resto de mi vida.

Pasé por: Bosnia, Serbia, Rumanía, Moldavia, Bulgaria, Macedonia, Kosovo, Monte Negro, Albania, Grecia, Turquía, Irak, Armenia, Georgia, Irán, Pakistán e India.

En India, encontré a mi compañero: Stefano, de Buenos Aires, Argentina (sí, yo también pensé que me estaba tomando el pelo cuando nos presentamos).

Desde el momento que nos saludamos, no nos despegamos mas, «culo y calzón» las 24/7 hasta el día de hoy. Juntos hemos ido a Nepal, donde hicimos un Vipassana (retiro de silencio y meditación por 10 días). Experiencia más que intensa en todo sentido, física, emocional y espiritualmente hablando.

Recuerdos de mi visita a Irak y Pakistán.

Recuerdos de mi visita a Irak y Pakistán.

Lo conocí ya teniendo él una Work and Holiday Visa para Nueva Zelanda, así que apliqué para la misma. Decidimos pasar por Argentina porque hacia 3 años que yo no iba a visitar. Fue la excusa perfecta para volver a saludar con un abrazo cálido a toda mi gente. Antes de Argentina, pasamos por España e hicimos el famoso «Camino de Santiago«. Fueron casi 40 días caminando, unos 30km diarios, desde el norte de España hasta Finisterre («El Fin de la Tierra») durmiendo en nuestro hogar portable, la carpita.

Hemos pasado la cuarentena en Nueva Zelanda. Gracias a Dios nos tocó vivirlo bajo un hermoso techo, cuidando dos mascotitas preciosas. TrustedHouseSitter es otra App que utilicé por primera vez aquí. Una app para viajeros, para cuidar mascotas de personas que se van de vacaciones, por ejemplo, y no quieren llevar a los animales a una guardería y no tienen con quien dejarlas, a cambio del hospedaje.

Nuestro caso fue algo muy particular,la dueña de la casa había fallecido dos años atrás. Y su hija es quien buscaba gente bastante seguido para quedarse con ellos ya que por distintas cuestiones no puede hacerse cargo. Así que es una bendición poder estar en este espacio, por tiempo indefinido, cuidando de estos dos angelitos: Milah, perrita de 13 años y Brad, gatito de 20.

¡Esa es mi humilde historia!

Contemplación absoluta. Paraíso rocoso, en Vardij, a pocos km de la capital de Irán. Enamorada del mundo.

Contemplación absoluta. Paraíso rocoso, en Vardij, a pocos km de la capital de Irán. Enamorada del mundo.

Si quieres seguirle los pasos a Stefania y no perderte ninguno de sus viajes, puedes visitar su Instagram: @s.fiorentino

Y tú, ¿quieres ser también nuestra amiga nómada? Aquí te contamos cómo. ¡Anímate!