Escrito por: Rakel Nuñez.

Del 11 al 14 de Octubre se ha celebrado en el Prat de LLobregat la décima edición del Festival Esperanzah, una fiesta de economía solidaria en formato festival de música, mesas redondas, talleres, stands informativos, clown, actividades infantiles…

Las entradas se encontraban a precio popular y gran parte del peso del evento caía en un equipo de personas voluntarias con mucha ilusión.

Los beneficios sirven para autogestionar el encuentro (much@s profesionales bajaron o eliminaron su caché para poder estar) y apoyar económicamente diferentes causas a nivel local, estatal e internacional.

Este año aquí ocurre algo inédito que ha sido el único motivo por el cual he venido a Barcelona… uno de los cuatro días, el 12 de octubre, Esperanzah es Muher; significando que todo cuanto ocurra ese viernes en el festival será organizado y gestionado exclusivamente por mujeres (control de acceso, limpieza, taquillas, barras, luces, sonido…).

El resto de días no son menos feministas, pero ese en concreto servirá para visibilizar nuestra presencia en la escena e industria musical que desgraciadamente no llega al 30% y mucho menos cómo cabezas de cartel.

Las culpables artísticas de integrar en esta celebración este maravilloso desafío han sido la gran Amparo Sanchez (Amparanoia) y Arte Muhé. Éstas últimas un colectivo de potentes cantautoras (entre ellas Rozalén) y más artistas de diversas disciplinas del estado español.

La mayoría de ellas vinculadas también a la educación, se han agrupado para darle al arte la forma de herramienta pedagógica y así acercar el feminismo a un contexto social. Y juntas, les sale más bonito.

Llego tras un taxi, un tren y dos lineas de metro a San Cosme, un barrio estigmatizado con carácter de lucha y mucho trabajo desde la asociación vecinal y la presencia de varios colectivos con ganas de cambio. No podría ser en otro lugar este encuentro.

Como siempre, viajo con mi hijo de 6 años al que le he advertido de lo mágico de este viaje y llega ávido de trepar, saltar e investigar. El problema es que yo parezco una tortuga ninja con una mochila que parece una montaña y no es tarea fácil llegar hasta el camping.

Desde el minuto cero surgen manos, números de teléfono por si estoy en apuros, consejos, cerveza fresquita…

Siento que conocer a toda esta gente linda le va a quitar un poco de protagonismo a esas artistazas que tengo subrayadas en la programación arrugada en el bolsillo.

La zona de acampada me regala un círculo de pipas y cacahuetes. Ondean banderas de Palestina libre, Stop Presos Políticos, Obrim fronteres… entre otras, así cómo la bandera andina Whipala.

Así, sin quererlo nos juntamos un grupito de viajeras independientes en un momento cómo de ritual ante lo que se nos venía encima.

¡Gracias chicas de Madrid, Aranda, Vigo, Valencia…!

De dónde vienes o qué haces pasa en seguida a un segundo plano y hablamos con el corazón en la mano, sin pelos en la lengua, de hermana a hermana.

Aporté mi granito de arena a este intercambio dando mi propia visión sobre la maternidad y demostrando que se puede seguir siendo mochilera después de parir y viajar sola con tu retoño.

Mi hijo me corrigió con un… «no estás sola mamá, yo estoy contigo y tú conmigo«. Sin palabras.

La actuación que más le impresionó a él fue la de Coro Safari, un grupo de niñas y niños de un orfanato que mediante la música y el teatro nos acercaron a Uganda y su cultura.

Oír de la voz de niñas de carne y hueso historias de bodas concertadas, discriminación y dificultades con una gran dosis de esperanza y sueños nos dio para muchas preguntas, algunas que no pude responder porque el nudo en la garganta y las lágrimas contenidas me lo impedían.

Veo a algunas de las artistas que más escucho muy de lejos entre conversaciones no menos interesantes. Valoro en varias ocasiones si escaquearme y finalmente opto por escuchar «Antipatriarca» (y otras canciones de las que canto en la ducha) entre risas y bien rodeada.

Pero en otros conciertos gana la idea de amorrarme a la valla cual adolescente y dejarme la voz y el corazón.

Definitivamente, conociendo mujeres lindas o bailando cómo locas, entre todas lo hicimos más complejo que lo que suena en mi casa.

Hubieron tantas colaboraciones que ya no sabías a quién estabas viendo y eso te sumía en una burbuja de emoción constante. Lágrimas, abrazos y felicidad; abajo, encima y detrás de los escenarios.

No puedo destacar a ninguna porque todas aportaron su lucha personal con sus variantes. Cada una daba su mensaje y a la vez eran y no eran el mismo, desnudaban su alma y eso enriquecía su arte.

Los pelos de punta, hermanas

Unas cuántas aprovecharon sus minutos para incluir al colectivo LGTBQI+ en su mensaje y fue muy aclamado ya que con el nombre de ESPERANZAH ES MUHER algunas de las asistentes y participantes trans o no binarias no se habían sentido incluidas. Aún así se intentó en todo momento ir más allá de la palabra MUJER y demostrar que lo que queremos es que quepamos todos, todas, todes.

Estuvieron las más grandes cómo Amparo Sanchez (Amparanoia), Vinila von Bismark, Marinah (Ojos de Brujo), La Mari (Chambao), Arianna Puello, Anita Kuruba (Canteca de Macao), La Canija (D’Kallaos)… pero yo aprovecho para recomendaros buscar a las fieras que más me hicieron flipar, las que vienen pisando fuerte y convirtiéndose en referente para las más jóvenes (me dejo algunas de las que no memorice el nombre).

Ya habréis adivinado que quiero también contagiar vuestras duchas de canciones moradas:

NOELIA MORGANA – BALKAN PARADISE ORCHESTRA – ROAD RAMOS – MARUJA LIMÓN – AZIZA BRAHIM – MAOUITT – TRIBADE – EVA SIERRA – LA OTRA – JHANA BEAT – LAS MIGAS – SARA CURRUCHICH – SADGALA – TIJOUX – LAS HIJAS DE LA CUMBIA – TESA – MARIA RUIZ – PUPIL.LES – MARIA BLANCO – DJ LUNA.

Otro mundo es posible el mensaje mas visibilizado. Y esto es sólo el principio, ojalá este día mítico en la historia de la música española sirva de referente para que esos porcentajes de nuestra presencia en el arte suban y la paridad llegue a los escenarios cómo algo normal, sin sorprendernos.

Ojalá la discriminación positiva que aquí sucedió se repita muchas veces hasta que ya no haga falta.

No pude quedarme hasta el final de la noche junto al escenario porque cuidar del peque durmiendo en una manta entre la multitud comenzó a ser dificultoso para mí.

Me senté a beberme un vinito con Blanca, una trabajadora del festi que hacia su turno junto a mi tienda y esperaba la visita de una amiga suya que actuaba esa noche. Y la magia me regaló una hora muy bonita. Me sentí como una adolescente cuando las jóvenes eran ellas.

Una de las cantantes feministas que más recomiendo y ¡la tenía al lado!

En vez de preguntarle mil cosas… me dejé fluir y le conté yo a ella cinco mil. Ahora cuando escuche sus canciones, me acompañará también su risa, su guerra y su sentido del humor.

Tuve el placer de conocer a Tania, madre, viajera y fundadora de TripWoman, una red internacional que permite conectar a las mujeres viajeras entre ellas en un halo de sororidad. Ya había sabido de su proyecto por Mujeres Nómadas y un crowfunding fallido.

Al hablar con ella y descubrir la pasión y riesgo que ha puesto en este proyecto me han dado unas ganas terribles de usar esta app. Si eres de las que viajan sola, este proyecto tan necesario también permite compartir consejos, info y experiencias.

¿Qué me llevo?

El saber que no estamos solas. Pero que no sea solo en cifras.

Me llevo la esencia tatuada de las flacas, de las gordas, de las negras, de las de aquí y de las de allá, de las que tienen capacidades diversas, de las víctimas de violencia machista, de las que luchan por lo que son y de las que luchan por su derecho a no definirse en un estereotipo o género, de las nuevas masculinidades y de las nuevas maternidades.

En definitiva, me voy más feliz, más grande, más empoderada, ¡me voy con Esperanzah!

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