Escrito por: María Pérez

La vida como mujeres nos mueve por muchos caminos, todas somos viajeras con una mochila llena de experiencias y desafíos.

Esto es lo que me mueve, lo que me inspira a construírme día a día: coincidir con mujeres que creen en esa transformación como ave fénix, cada una desde sus propias vivencias.

Soy una mujer del norte de Guatemala y éste es mi viaje. 

Soy hija de mujer víctima de violencia a quién su padre quiso cambiar por unos sacos de café.

Mi madre escapó sola a los 9 años. Mi padre trabajaba con ganado, era una persona machista y conservadora.

En este momento que escribo recuerdo que por el conflicto armado, mi familia se movió a vivir a un ejido en Tabasco (México), un ejido llamado «Ejido el Repasto» dónde viví hasta los 11 años en la selva.
Estudiar era un desafío, aunque para mi inocencia era divertido ir en caballo a la escuela más cercana y vivir de manera austera, porque no había opción.

Mis recuerdos sin tener mayor cosa que la naturaleza es algo que le dió valor a mi vida. Pinté un arcoiris con carbón, salté la cuerda con bejucos, platiqué con las flores mientras trabajamos en la agricultura, observé el horizonte y subí y bajé montañas con un saco en la cabeza con maíz, pero sabía que esa no era mi realidad para el futuro.

Cuando volvimos a Guatemala el cambio fue radical, del campo a la vida urbana, pero respecto a mi familia (que fue escenario de violencia intrafamiliar), mi padre nos abandonó, mi madre se iba a trabajar por meses, así que mi hermana, mi hermano y yo vivimos con la abuela paterna.

¡Ella era una gran maestra de la vida. Era una vieja sabia, desde un buen baile hasta la mejor conversación!

Cuando en la vida experimentamos problemas tenemos diversas opciones y ésta fue la mía, explorar lo que había en ese mundo urbano. Quería experimentar todo, jugué fútbol, basketball, taekwondo, teatro y natación. Y con orgullo les digo que lo pagué trabajando en un parque los domingos.

María practicando taekwondo.

Desde esa edad me responsabilicé de mi educación, pero siempre encontramos seres de luz, y recuerdo que gané una beca en natación y me dieron la oportunidad trabajar con ellos.

Después, fundé mi propia escuela de natación y con eso cubrí mis necesidades, «todo sirve».

Pero como mi vida giraba a ver más allá, a creer que como mujeres también podemos viajar, explorar el mundo, mi mejor amiga y yo optamos por buscar becas, ya que no teníamos dinero. Para Guatemala son muy escasas o captadas por la corrupción.

Aún así creí, soñé y un día llegó lo que busqué.

Durante la beca en USA.

Me fui por 2 años a estudiar en un intercambio a Florida, USA.
Años que les resumiré en decirles: maravillosos y enriquecedores.

María en USA.

Cuando volví a Guatemala quería cambiar todo, soñaba que si todos tuvieran esa experiencia cambiarían su vida y mi país avanzaría.
Empecé a implementar proyectos comunitarios dando prioridad a mujeres y niños. Promovía becas, googleaba mucho y aún lo hago.

María en uno de los proyectos comunitarios.

Con mi vida, alterna de trabajo y estudio universitario, soñando con tener una casita para mí, nunca dejé de ayudar.
Conocí muchas organizaciones de mujeres, cooperativas educativas con enfoque en derechos humanos, y así intercambiaba contactos con la intención de articular esfuerzos y avanzar como país.

Recién graduada.

En academia tengo un mix pero todo me ha servido. Estudié Magisterio, Acuicultura y licenciatura en Ciencias jurídicas y Sociales, con lo cual pude trabajar como coordinadora de oficinas municipales de la mujer donde el empoderamiento de los derechos de las mujeres, autonomía y la participación política eran los ejes de trabajo.

María continúa graduándose.

Visité muchas comunidades dónde se ve cuál es la realidad de las mujeres actualmente, siempre yo tan soñadora y creyente finalicé contratos pero no sueños.

Proyectos comunitarios.

A través de una plataforma de viajeros conocí un amigo quién me apoyó para impulsar juntos una iniciativa de enviar voluntarios a la sierra Lacandona dónde se vive una experiencia invaluable de lo más auténtica, pero como mujer ahí hay mucho por hacer.

Puedes leer aquí la experiencia de Laura Nómada en este voluntariado y si estás interesado apúntate aquí.

Lo que sumo mi valentía de participar en política para el cargo de gobernadora de Petén.

De 49 perfiles fui seleccionada, pero como en Guatemala el sistema es muy débil, el proceso no ha concluido y aún mantengo la fe.
Como mujer es muy difícil ocupar espacios de toma de decisión, las mujeres en política en Guatemala a raíz del machismo únicamente son víctimas del clientelismo político y utilizadas en su totalidad. Las leyes son creadas y aprobadas por hombres conservadores y machistas.

Totalmente leo iniciativas y digo «¿qué pasa?, ¿creen que no existimos mujeres pensantes en defensa de nosotras mismas?»

Pues se han equivocado, y por eso aún estoy de pie y luchando. Creyendo que las oportunidades y condiciones para la generación de mi hija serán mejores.

Cuando somos mujeres despiertas y conocedoras de nuestros derechos, en un sistema machista con una cultura tradicional y conservadora, los hombres nos admiran pero como no obedecemos, no nos quieren como pareja porque no encajamos en patrones culturales.

Mi caso no fue la excepción.

La llegada de Mía.

El padre de mi hija, quién fue mi amigo y le tuve mucha confianza, no niego que tuvimos bonitas experiencias pues es un gran emprendedor en negocios, pero es una lástima, es víctima del machismo tan conservador. Él es de una comunidad, cuando vivía conmigo se adaptaba, pero hubo una regresión total y radical cuando le dije que estaba embarazada.

Salió el machismo por delante «Es tu culpa, yo no quería hijos».
El machismo frustra y limita a los hombres a entender que existen diversos patrones de crianza como padres no como pareja; mientras él no sabía que hacer yo sí, claro que sabía qué hacer: agradecer por mi maternidad y emprender el viaje con esa nueva vida que ahora tiene 2 años 8 meses y es una maravilla de hija.

Con el apoyo de las grandes maestras, las viajeras del mundo (mediante Couchsurfing), educo a mi hija y adquiero valores que la hacen una persona auténtica.

Respecto a la obligación económica, el padre lo ha hecho psicovoluntariamente ya que me ha tocado hacerle consciencia. No opté por un juicio porque creo en otras formas de resolver.
Él ya se casó con una joven que encajó en su cultura con las costumbres y tradiciones del área qué es una comunidad muy conservadora.

María es una mujer muy independiente.

Desconozco como abordó el tema con su familia. Fue hasta el año pasado que fui con mi hija al encuentro con sus abuelos y tías cuando pude observar que el abuelo interactúa más libre y con más decisión, la abuela más callada y sumisa, la tía menor refleja la joven mujer con sueños y deseos, pero tuvo un matrimonio joven y ahora tiene tres hijos, de los cuales fueron parto normal sin atención debida «presentando triple desgarre» y con necesidad de cirugía.

De repente empaticé mucho con ella y le enlacé una fundación para su tratamiento y ahora estoy a la espera.

Yo consideré importante que mi hija conozca sus raíces porque constantemente alojo viajeros y escucho historias similares y han llegado a la edad que buscan sus raíces y se cuestionan su situación acorde a su experiencia.

Respecto a mí, sigo incidiendo desde los espacios que la vida me presenta y ahora me encuentro postulando como candidata a diputada en el distrito de Petén, tomando en cuenta que a pesar de que en Guatemala las mujeres somos el 54% de la cifra de votantes y la participación de las mujeres en el escenario político son muy poca debido a que no se nos brindan los espacios.

Por supuesto, continúo alojando a los viajeros mediante Couchsurfing y promoviendo voluntariados para generar cambios positivos en las comunidades desde el intercambio cultural.

Como madre, soy muy presencial en la vida de mi hija. Me dediqué a ella por completo y cambié mi forma de obtener ingresos.

Mientras mi hija se va a la guardería a jugar y estar con niños de su edad, que considero importante, yo trabajo desde casa asesorando estudiantes de la universidad con sus planes de investigacion y tesis.

Eventualmente doy clases de natación, en mi cultura no es normal este modo de trabajar, pero para mí era lo que buscaba porque valoro a mi hija y creo que cada niño es merecedor de tiempo, cuidado y atención; y puedo hacer cosas que me gustan porque yo coordino mi tiempo.
Eso me impulsa a seguir luchando y creyendo en otros patrones y sistemas que nos permitan vivir mejor. ¡Sé que se puede!

María con Mía en Tikal.

Ahora con un amigo viajero formaré parte de su emprendimiento que es realizar excursiones internacionales para grupos y equipos. Yo estaré a cargo de Guatemala, será una experiencia de convivencia auténtica, desde una ceremonia maya a danzar con marimba el instrumento nacional, montar caballo, caminatas, bicicleta, limpieza comunal o jugar al fútbol. Sumergirse en la cultura maya, garifuna en el caribe.

Totalmente agradeceré difusión de este proyecto que será de beneficio para mí, como mujer emprendedora y soñadora, y las comunidades participantes ya que a través de este proyecto estaremos aportando al fortalecimiento económico y abriendo mentes y corazones.

Con amor espero inspirar a muchas mujeres a que continúen soñando y construyéndose día a día, toda experiencia vale la pena vivirla.

María y Mía de paseo.

Las abrazo y les dejo mucha energía positiva y buena vibra en el viaje de la vida. Cuando pasen por Petén, Guatemala son bienvenidas.

Y tú, ¿quieres escribir también en Miradas de Mujer? Aquí te contamos cómo. ¡Anímate!