Escrito por: Anabel Montes.

La costa amalfitana tiene una fama bien merecida. Fama de ser muy bonita y fama de ser muy cara. Las dos son ciertas. Pero como en cualquier lugar, si buscas bien puedes encontrar la manera de viajar con tu mochila de una forma infinitamente más barata.

TRANSPORTE

En primer lugar y desde mi punto de vista es prácticamente indispensable alquilar un coche para disfrutar de todo lo que puede aportar. Quien dice coche dice moto, depende del gusto personal. Hay alternativas como autobuses locales o contratar tours organizados que te lleven corriendo de un sitio a otro con comidas programadas y con tiempo límite. Tú decides.

Si te decantas por alquilar un coche, hay unos cuantos consejos básicos que debes seguir:

  • Mira todas las compañías disponibles que haya, compara precios y comprueba opiniones de usuarios. No por ser conocida, va a ser mejor ni por ser pequeña y discreta tampoco. En mi viaje alquilé en Europcar.
  • Reserva online con antelación de al menos, unas 12 horas para ahorrar. El tiempo de respuesta de confirmación de la compañía puede variar entre y 12 horas. En mi caso, por otros motivos ya alquilé el coche desde el aeropuerto de Fimuccino, la diferencia económica fue de 140 euros online a 259 euros en persona por 5 días ¡Merece la pena!
  • Valora que seguro quieres. Las compañías siempre te dirán que cojas el máximo seguro y te meterán miedo en el cuerpo diciéndote la cantidad que deberás abonar en caso de daños grades, robo… ¡cuando dije que iba a ir a Nápoles poco más que alquilara un coche blindado! Valora los pros y contras de dónde vas a ir, qué vas a hacer y quédate tranquila con tu decisión pero disfruta del viaje. En cualquier lugar te puede pasar algo, solo hay que ser consciente y tener cuidado pero no te dejes amargar por ello.

Finalmente, fui a por todas y alquilé coche pequeño (Smart 4×4) con seguro a terceros ¡Lo más barato!

  • Cuando te entreguen el coche tienen la obligación de darte una tarjeta/papel/documento con los desperfectos anteriores a tu uso, si bien, depende del tamaño de la compañía y del país. Comprueba que estén todos los que verdaderamente hay y haz fotos o vídeo del estado del vehículo para que quede constancia previa.
  • Cuando alquilas un coche, te lo entregan con el depósito lleno con la condición de que se devuelva con el mismo tanque completo. Asegúrate de que esté bien lleno pues si no te cobrarán una penalización exagerada por unos litros de menos.

ALOJAMIENTO

La costa de Amalfi está repleta de Hoteles, Resorts y muchos “Grand Hotel” donde con lo que cuesta una habitación, puedes viajar una semana pero como en todos lados, tenemos las opciones económicas. Buscar un coachsurfer que nos de alojamiento, hostels (hay uno en Positano), buscar habitación o apartamento vía Airbnb. Obviamente sale más barato cuando más nos alejemos de los puntos más turísticos y de renombre.

Yo alquilé un mini apartamento en un precioso pueblito llamado Raito, cerca de Salerno con Airbnb. Constaba de un espacio de doble planta abierto con cocina-salón totalmente equipada, baño completo con lavadora en el piso inferior y cama grande, sofá-cama y armario en el piso superior por 25 euros al día. El dueño, Antonio, es un agradable italiano que reside en el pueblo de al lado y se preocupó todo el tiempo porque la estancia fuera agradable. Para repetir, sin duda.

RECORRIDO

Mi viaje empezó en Roma y acabó en Roma, por lo que el recorrido de la costa fue de Sur a Norte para acercarme paulatinamente al final pero ¡mejor sin planear!

Precisó avisar de que es muy común, y por ello también es famosa, marearse al ir por esta carretera llena de curvas. Yo no suelo marearme y al ser camino con muchas y cerradas curvas y a un lado tener la montaña cerca que parece pasar lenta y al otro el vasto mar que parece pasar muy rápido, hize honor a la fama teniendo que pasar a conducir el coche para no acabar peor. Pero ¡eh! nada de pastillas, un poco de aire fresco y continuar para adelante.

Empezamos desde Salerno, donde lo que se puede hacer básicamente es andar por el paseo marítimo o visitar el castillo medieval de Arechi.

Siguiendo la carretera rumbo norte nos encontramos Vietri sul Mare donde podemos ir a la zona de la playa llena de restaurantes o el pequeñito centro lleno de tiendas con souvenirs y arte con azulejos por todos lados.

En la carretera de salida enfrente de un parque decorado con diminutos azulejos al estilo Güell, hay una diminuta pizzería que apenas se ve desde la calle con una cortina en la puerta donde podrás comer a un precio exageradamente barato y una calidad de las auténticas; nada de restaurantes de lujo con cristaleras al mar, una pizza italiana o un panino para llevar y disfrutarlo en los bancos del parque de enfrente mirando al mar sin filtros. Para que os hagáis una idea: una pizza tamaño mediano, un panino, unas patatas y dos refrescos por ¡¡¡9,50 euros!!!

Arte con azulejos en las fachadas de las casas

Saliendo de aquí, se puede decidir continuar tierra adentro o enfilar la serpenteante carretera costera. Siguiendo este camino al pasar un bonito puente en curva, tenemos la desviación que nos llevará a Raito, un maravilloso pueblo muy pequeñito con apenas turismo en comparación a sus pueblos vecinos donde para poder disfrutarlo te puedes perder por sus callejuelas sin sentido llenas de escaleras y decoraciones marineras por doquier y siempre mirando a la mar. Apenas hay lugares para comer y excepto la única cafetería que hay en la única carretera, los demás son restaurantes que cobran más de lo que deberían sin incluir el precio de los cubiertos en el precio inicial y olvídate del wifi. Solo disfruta de donde estás y piérdete

Si no tomamos la anterior desviación para subir a Raito, encontraremos el pequeñito pueblo de Cetara donde se puede encontrar más tranquilidad, buenos sitios para comer aunque nada espectacular.

Justo antes de llegar al siguiente pueblo pueblo se puede ascender al punto panorámico de Capo d’Orso donde disfrutar de las vistas para continuar hasta los pueblos de Maiori y Minori respectivamente. Muy bonito si pero en Minori pagué 7 euros por dos cafés aunque la culpa fue mía, pecado de guiri por tomar un café en la plaza principal mirando al mar.

Siguiendo la carretera nos encontramos con la desviación hacia arriba de Ravello y mas adelante otro desvío para Scala o Pontone, donde poder disfrutar de bonitos pueblos en la montaña desde los que ves el mar muy cerca. Mi parada en Pontone fue casi accidental ya que cayó algo así como el diluvio universal y decidimos aparcar el coche y buscar un lugar donde comer hasta que escampara un poco, al final nos encontramos comiendo pizza y pasta en una terraza atechada con unas vistas preciosas. Desde aquí, hay diversos puntos donde dejar el coche y «perderse» por la montaña…caminitos, miradores, ruinas de castillos… ¡Me encantan los imprevistos viajeros!

Vistas desde Pontone

La siguiente parada ineludible es Amalfi para pasear comiendo un helado italiano, darse un baño si gustas de ir a playas con mucho turista y el tiempo acompaña o tomar un refrescante Spritz. No se puede dejar de visitar la catedral Sant’Andrea Apostolo de estilo arabesco y posteriormente, añadido barroco.

Catedral de Amalfi

Un lugar donde comer barato es una pequeña pizzería de comida para llevar que se encuentra nada más entrar al pueblo antes de dar la curva que lleva al paseo general, es un pequeñito establecimiento con un hombre que chapurrea español y te cuenta los sitios que ha visitado en España. Económico, muy sabroso y te “veganiza” la comida sin problema alguno.

La siguiente parada es Conca dei Mairini, otro pequeño pueblo marinero que visitar de los que pasa un poco más desapercibido que los pueblos de gran renombre pero que merece la pena. Algo interesante y curioso es que en toda la costa tanto en fachadas de casas, esquinas o en la misma pared dela roca de pueden ver casitas pequeñitas o incluso pueblitos al completo en tamaño miniatura.

Tras pasar por Praiano, encajonada entre acantilados está Marina di Praia, una preciosa playita con un par de botes amarrados en su orilla cuyas aguas de color turquesa hacen las delicias de quien se para a mirarla y si tienes suerte con el tiempo, de poder bañarte en ellas. Ahora llegamos a la joya de la Corona, el pueblo de Positano. Tengo que decir dos cosas sobre este lugar, es precioso con sus casas extendidas a lo largo de la ladera de la montaña con vistosos colores, ventanas y contraventanas de madera y todas las coloridas flores que lo decoran sin fin (era mayo) una carretera estrecha y serpenteante que lo cruza hasta la altura del mar para poder ascender por el lado contrario con tiendas locales y terrazitas de unas dos sillas ya que no hay más sitio hacen que sea un pueblo de cuento. La segunda y menos buena, es que está totalmente invadido de turistas por todos lados…coches, motos, autobuses, caravanas, prácticamente imposible tomar una foto sin que nadie salga detrás pero ese es el precio que hay que pagar. Más bonito verlo desde lejos al anochecer viendo la puesta de sol pero que no se me malinterprete, es magnífico.

Vistas de la costa con Positano al fondo

El siguiente punto que visitar, si bien, yo no pude hacerlo por falta de tiempo es o visitar la isla de Capri o, al menos, verla desde la costa.

Desde aquí o directamente desde Positano como yo hice, se puede pasar al otro lado del cabo hasta llegar a Sorrento, donde aparcar el coche y pasear disfrutando de los restos romanos y desde El Faro se puede apreciar al impasible Monte Vesubio al otro lado de la bahía.  ¡En este pueblito comí el helado vegano de fresa, mango y chocolate más rico de toda mi vida, sin duda, la fama de los helados italianos es más que merecida!

Desde aquí se puede ir a visitar las antiguas ruinas de Pompeya y Herculano (tampoco pude visitarlas para mi desgracia) y continuar hasta la ciudad de Nápoles. Solo pude visitar un día esta ciudad pero tengo que decir que me quedé con infinitas ganas de más, tiene un aire que engancha… Indispensable pasar por la Plaza del Plebiscito y continuar a dar un paseo por el Barrio Español, donde al menos, a plena luz del día es un barrio con ambiente típico, niños jugando, ancianos observando, calles empedradas, banderitas colgando, un poco caótico pero con todo en orden. No suelen recomendar pasear por este barrio pero también hacen lo mismo con El Raval de Barcelona y del mismo modo es indispensable.

Monte Vesubio desde el Faro de Sorrento

Pero no todo es turismo de coche y escaleras, la costa amalfitana es parte de los montes Lattari que concatenan la cordillera de los montes Piceyntini y en donde hay diversos parajes naturales y trekking que harán las delicias de los que buscan otra cosa. Hacer el trekking del  Sendero de los dioses o Sentiero degli dei que va desde Praiano hasta Amalfi y llamado de esa forma por la cantidad de templos que transcurren a lo largo de su camino o visitar el Valle del las Ferriere o el  Valle de los Mulini de Amalfi disfrutando de la verdadera naturaleza y de unas vista espectaculares del mar desde la montaña.

 

La costa amalfitana en su máximo esplendor, tanto por la bueno como por la malo, no dejara indiferente a nadie

¡Ven a conocerla!

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