Escrito por: Yaqueline Soto.
Es increíble cómo la construcción social nos ha presentado a lo largo de toda nuestra historia, que ser mujer y decidir emprender un viaje es un peligro, una mala idea, un sin sentido. Sin lugar a dudas los días previos al viaje y las primeras semanas o meses, están llenas de prejuicios que invaden nuestro espíritu de temores.
Vivir en una sociedad machista, en la que las mujeres somos vistas como el sexo débil, las que necesitamos protección… Nos invalida, es sorprendente como mentalmente nos invalida, internalizamos la idea de no poseer la fuerza y habilidad para sobrellevar algo difícil sin la ayuda de un otro, es complejo luchar contra esta idea puesto que desde pequeñas nos enseñan (y con esto me refiero a la sociedad en sí misma, incluyendo en esto a la televisión, la educación, la familia, etc) que existe una diferenciación entre lo que puede hacer un hombre y una mujer, limites demarcados desde la infancia… La lógica de estos no es más que la dominación genérica… Ordenar al rebaño, dando a cada cual tareas según sus capacidades (ficticias), físicas e intelectuales… Si bien, a lo largo de la historia existen ciertos ítems relacionados a la desigualdad de género que han ido cambiando, existe aún, una lamentable diferenciación que nos pone a nosotras las mujeres en una suerte de inferioridad…
Esto es paso a paso, la balanza está cada día más equilibrada, tenemos que poner de nuestra parte, abrir los ojos y corroborar que las capacidades son las mismas, es cosa de confiar, y atreverse a hacer algo.
Hace años atrás era impensado que una mujer trabajara, se educara o votara, hoy sabemos que ambos sexos tienen en esto las mismas capacidades… Sobre viajar es lo mismo, solo se necesita dejar de pensar en todas las cosas que te podrían llegar a pasar y pensar en las experiencias que podrías adquirir.
Para mí fue así… Más o menos a los 16 años decidí que quería viajar, era una niña, no sabía bien cómo , ni cuándo y menos hacia dónde, solo sabía (gracias a un libro que un día leí) que quería conocer Kenia… Pasó el tiempo y en mis últimos años de universidad, empezó a florecer esta idea incubada en lo más profundo de mis fantasías, pero aquí surgieron varios problemas:
Problema 1: ¿Se podía? ¿Era posible ir de un lugar a otro sin amarrarse a ninguno y menos al tiempo?, aquí me toco confiar en Internet, encontré muchas historias de distintas personas a lo largo del mundo que estaban viajando, recorriendo el globo en distintos medios de transporte; en combi, moto, bicicleta, autostop, en bus… Fue un inicio, ya sabía que allá afuera había gente que viajaba por mucho tiempo, hacían del viaje su trabajo, una forma de vida, tal y como yo lo había pensado…
Problema 2: Yo no tenía compañera o compañero de viaje y eso realmente me generó dudas, ¿cómo lo haría?… Gracias a distintas páginas en Facebook llegue un día al de una pareja de Argentinos que recomendaban leer el blog de una mujer que viajaba sola en bicicleta… Esperen, ¿Leí bien? (Fue mi primera reacción), y ¡sí! Existía esa maravillosa soñadora y no solo eso, habían muchas, muchas valientes que viajan solas, de distintas maneras, a distintos lugares… Eso fue maravilloso, no era una idea descabellada, si otras podían, ¿por qué yo no?, ese fue el primer gran paso, la decisión… Y ahí, cuando crees que ya pasaste por lo más difícil, viene el siguiente… La acción y es aquí cuando el medio en el que estás inserto es de gran ayuda.
Problema 3: Ya que a pesar de tener la decisión tomada y amarrarme a ella con todas mis fuerzas, a pesar de tener el apoyo de mi familia y amigos, no dejaba de pensar ¿y si tienen razón? ¿Y si no lo logro? ¿Y si me pasa algo?… Abrumaba, porque no sólo lo pensaba yo, si no que además todo el mundo se preocupaba de recordarme a cada rato, en todo momento esas preguntas. Fue bastante difícil, sobre todo porque nadie se imagina que una lo que necesita es que le echen ganas, y digo que nadie se lo imagina, porque es sorprendente como todos quieren plantearte las mismas preguntas sin pensar antes que quizás hubo alguien que se les adelanto y ya va por la vez número 30 de ese mismo cuestionamiento. De todos modos, a pesar de necesitar de una u otra manera que te echen confianza, terminas por darte cuenta que en ese mismo ir y venir de las mismas 3 preguntas, está la respuesta que tanto buscabas, y si me pasa algo, ¿qué?, y si no logro mi objetivo ¿qué? Y si tienen razón, ¿qué?… Es ahí donde uno agarra la fuerza, o por lo menos yo, las cosas me pueden pasar aquí o allá, mis objetivos pueden cambiar aquí o allá y finalmente a quien carajos le importa si la gente tiene o no tiene razón, lo importante es ser valiente, atreverse, pensar que existen dos opciones para que te invadan con estas preguntas, o la gente te plantea todo esto porque proyectan en ti sus miedos o porque se preocupan por ti, si es la primera, llévalo como bandera de lucha, será maravilloso cuando le puedas demostrar a todos que el mundo es un lugar bello (y con eso me refiero sobre todo a las personas) y es más maravilloso aún saber que siempre hay gente que se preocupa por ti, por ellos, vete tranquila, cuando vean que estás bien, y que estás feliz, de a poco se irán calmando.
Nosotras no somos el sexo débil, no necesitamos que nos protejan, sabemos valernos por sí solas, lo hemos demostrado a lo largo de la historia, solo necesitas ser precavida e intuitiva, características que posee cualquier viajero, sea hombre o mujer.
Ya posees la mejor característica, ser valiente. El miedo terminará siendo algo bueno, porque te dará un motivo al cual afrontar, algo que vencer, te enfrentará a ti misma y te mostrará de qué estas echa, lo peor es querer algo con tanto anhelo y sucumbir ante los temores, no atreverse por el simple miedo a equivocarse. Me atrevería a decir que sobre estas decisiones una nunca se equivoca, porque al arriesgar tanto se aprende… Aprendes que las cosas no son blanco o negro, que la vida está llena de colores y que no importa si planificaste un viaje largo y fue corto, que te querías quedar allá toda tu vida y tuviste que volver porque extrañaste demasiado.
Lo que importa es que eres una mujer valiente, dueña de tus propias decisiones y que además eres sabia, porque sabes elegir lo que quieres para tu vida.
La decisión está tomada, es momento de seguir tu propio camino, se valiente, sonríe, ama y aprende.
Yaqueline Soto es una aventurera que viaja en solitario por América Latina. Cree ser una soñadora, o por lo menos se atrevió a seguir un sueño planeado desde hace año. Le gusta la lectura, la fotografía y las películas… viaja con su colección de películas para compartirlas en el camino. Si quieres seguir sus pasos y conocer más sobre sus viajes y aventuras puedes visitar la Fan page Pasajera en tránsito.
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